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Los esclavos del franquismo, según el historiador Gutiérrez Molina

HUGO CATALÁN

Puerto real. El historiador y escritor, José Luis Gutiérrez Molina, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Facultad de Letras de Cádiz, protagonizó el pasado jueves en el Centro Cultural de la Iglesia San José una nueva conferencia dentro del ciclo programado por la Plataforma para la recuperación de la memoria histórica.

El acto se basó en el tema Los prisioneros de la guerra: esclavos del franquismo y congregó a un buen número de personas en el mencionado recinto municipal. El conferenciante contó con la presentación del miembro de CNT, Pepe Gómez. Gutiérrez Molina, durante su intervención, se encargó de explicar cómo el franquismo utilizó a los presos, prisioneros y a los que juzgaba y más tarde condenaba, como trabajadores en condiciones que se podrían denominar "de esclavitud". Una situación que se dio en el territorio nacional desde 1937 hasta 1970.

Así, indicó que "los presos eran fundamentalmente los vencidos, los rojos, que luego se convertían en prisioneros en los campos de batalla y luego como condenados, que van a ser utilizados por las instituciones del Estado y por empresas privadas para realizar distintas obras que van a abarcar todos los sectores de la producción, desde la minería, la construcción naval, los ferrocarriles hasta las diferentes obras públicas".

Al respecto, el historiador precisó que "se trató de una política de Estado utilizada por el franquismo utilizando a los penados para sacar un beneficio económico tanto institucional como privado". Por otro lado, José Luis explicó que este sistema de trabajo se articuló a través de una institución denominada Redención de penas por el trabajo que fue creada por un sacerdote jesuita, José Agustín Pérez Del Pulgar, que fue el ideólogo, y por otro lado el director general de Prisiones del momento (que curiosamente se llamaba Máximo Cuervo), y fue el encargado de llevarlo a la práctica.

En base a ello, Gutiérrez Molina reseñó que se crea un gran fichero fisio-técnico donde se recogía toda la información esencial de los presos existentes en el territorio nacional en el que figuran sus datos personales y sus datos de carácter laboral como tipo de profesión o salario. De esta forma, se disponía de una gran fuente de información a la cual acudían los empresarios que utilizaron este sistema para requerir mano de obra dependiendo de las características de la producción a desempeñar. Por otro lado, este sistema de trabajo tenía otra función al margen de la explotación económica, según apuntó José Luis Gutiérrez Molina, que consistió en una fórmula para "la reeducación del vencido", lo que implicaba que dichos prisioneros-trabajadores tenían que adaptarse a las nuevas ideologías que regían el Estado. Un hecho que llevó aparejado que éstos sufrieran humillaciones y que tuvieran que llevar a cabo prácticas religiosas que anteriormente no procesaban.

Por otra parte, el historiador significó que en muchos casos, este sistema provocó movimientos en el tejido social ya que muchas de las familias de los presos se establecían en las cercanías de los centros de trabajo, tanto en lugares públicos o bien en las ciudades en las que se llevaban a cabo las labores. En este sentido, se destacó el papel ejercido por la mujer que es la encargada de garantizar la subsistencia de la familia, y que también en los trabajos que desempeña se ve azotada por el hecho de relación con los presos y cuenta por ello con un salario más bajo.

Por último, Gutiérrez Molina destacó la segunda derrota que han sufrido los presos que fueron esclavizados por el franquismo: el silencio que ha existido sobre este asunto. Al respecto, comentó que "la transición se hizo en base a una reconciliación, que no ha sido tal en el sentido de que hubo gente que hoy en día no sabe dónde están sus familiares, o hubo personas que trabajaron y se han reconocido como presos políticos, pero no su labor como esclavo, la cotización realizada durante muchos años".

También apostilló que "nunca ha interesado que se abriera esta puerta, por lo que se desea que permanezca cerrada".

*Fuente : El Diario de Cadiz. 16 de enero de 2005