"La mejor inteligencia de la Universidad se fue al exilio"
Doctor honoris causa por la Universidad de Cádiz y premio María Zambrano, acaba de presentar un nuevo libro en Cuba
J.J.TÉLLEZ
cádiz. "El marxismo es una necesidad", acaba de proclamar Adolfo Sánchez Vázquez (Algeciras, 1915), en la XIV Feria del Libro de La Habana, a donde ha acudido a presentar su libro A Tiempo y Destiempo , una recopilación de ensayos suscritos por este filósofo que pasa por ser uno de los últimos bastiones del transtierro español a México, en donde es profesor emérito de la UNAM. Esa declaración de principios, a estas alturas y con la que está cayendo, es un gesto de rebeldía frente a un sistema capitalista al que ha intentado combatir y al que sigue sin aceptar a pesar del fracaso del llamado "socialismo real". Desde los años 50, Sánchez Vázquez se mostró especialmente crítico con la visión estalinista del marxismo-leninismo, y con posterioridad defendió la perestroika soviética como "imperiosa e ineludible", pero ello no significa que piense que el caudal del pensamiento marxista esté agotado: "Debemos reivindicar la idea del socialismo porque el capitalismo con su afán de lucro y ganancias puede conducir a la desaparición de la especie humana. Prefiero la bipolaridad a la unipolaridad del mundo bajo la hegemonía del fascismo estadounidense", asegura a punto de cumplir 90 años.
"Nací en septiembre de 1915, en Algeciras, donde mi padre, Benedicto Sánchez Calderón era teniente del Cuerpo de Carabineros. Mi madre nació en San Roque y en La Línea vivió toda su vida un hermano de mi madre, mi tío Félix. Tuve una hermana mayor, Angela, y un hermano, Gonzalo, que también militó en el Partido Comunista de España y llegó a ser catedrático de matemáticas y director de un instituto en Sevilla".
Después de un breve destino en San Lorenzo de El Escorial, su padre sería trasladado a Málaga, donde contraerá domicilio en 1925. Allí, inicia sus estudios de bachillerato y su compromiso político: "Era difícil sustraerse al clima de entusiasmo y esperanza que suscitó, sobre todo en la juventud estudiantil, el nacimiento de la Segunda República el 14 de abril de 1931 -escribe-. Pero pronto vinieron nuestras decepciones ante la timidez y morosidad con que se desarrollaban los cambios que esperábamos". "Salí de Algeciras a una edad de la que es difícil tener recuerdo, pero volví en 1931. Ahí, bajo la influencia de mi tío Alfredo Vázquez, que después murió fusilado por el franquismo, yo recibí diríamos la primera influencia de carácter ideológico. Un poco confusa como era la personalidad de mi tío, entre libertario y marxista. Pero ahí tuve mis primeros contactos ideológicos con una ideología de tipo revolucionario".
Si en diciembre la Junta le concedió su premio María Zambrano, en septiembre había vuelto a la capital cubana al serle concedido un doctorado honoris causa por la Universidad habanera: "Después del de Puebla, uno de los primeros doctorados honoris causa que recibí fue el de la Universidad de Cádiz -recuerda en relación con aquel nombramiento de 1988-. Y creo que yo también fui uno de sus primeros doctorandos honoris causa, sino el primero".
"El Premio María Zambrano me llena de satisfacción no sólo por mi obra personal, como dice en el fallo del jurado, sino también porque con él se reconoce la obra de los intelectuales españoles en el exilio, particularmente los radicados en México que pudieron rehacer aquí su vida y su obra gracias ala generosa hospitalidad del gobierno y del pueblo mexicanos".
En efecto, el jurado aseveraba que con el reconocimiento a Sánchez Vázquez "no sólo se pretende premiar una peripecia individual, sino homenajear en su nombre a los pensadores andaluces transterrados, una promoción que tras la Guerra Civil no perdió la brújula sentimental de Andalucía, a pesar de que su trabajo académico tuviera que desarrollarse en otros territorios": "Pertenezco al contingente de españoles que, terminada la guerra civil, y cuando las alternativas que se ofrecían para nosotros, dado nuestro desamparo total en Francia, no podían ser más sombrías, tuvo la fortuna de poder acogerse a la hospitalidad mexicana que, aquellos días aciagos, en un mensaje inolvidable, les brindaba generosamente un presidente tan ejemplar para los mexicanos como entrañable para nosotros: el general Lázaro Cárdenas", asume Sánchez Vázquez.
"Se puede decir que la mejor inteligencia de la Universidad española fue al exilio. Hay once o trece rectores conocidos, entre ellos Gaos y Puche, enterrados en México. En el campo del arte, se exiliaron grandes pintores como Souto, Prieto, Bardassano. En el terreno de la literatura, Emilio Prados, Luis Cernuda... En el campo de la filosofía, José Gaos, Xirau... En todos los terrenos ha habido una gran aportación española que es reconocida en México. Los mexicanos reconocen que la inyección del exilio permitió un empuje vigoroso a su cultura. También en el terreno de la industria, de la técnica, hubo aportaciones".
Dicen que fue profesor del subcomandante Marcos, aunque ahora Marcos le critique por discrepancias de opinión y pese al apoyo explícito de Sánchez Vázquez a los zapatistas: "Es que Marcos es muy althuseriano", suele decir. Como también ha defendido al llamado "altermundismo", esto es, aquellos que proponen que otro mundo es posible: "No es posible callar, ser indiferente o conformista con este mundo, que por ello tiene que ser criticado y combatido, pero su crítica supone los valores de justicia, libertad, igualdad, dignidad humana, que la filosofía se ha empeñado una y otra vez en esclarecer y reivindicar".
*Fuente: Diario de Cádiz, 08 de febrero de 2005
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