Cientos de personas, supervivientes y familiares, afrontaron el reconocimiento con satisfacción y duelo por los ausentes
Mauthausen (austria). La conmemoración del 60 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen unió ayer a cientos de españoles, entre supervivientes y familiares, satisfechos por el primer reconocimiento institucional español, aunque empañado por el recuerdo del sufrimiento padecido y el dolor por los ausentes.
El momento más esperado fue la llegada del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo discurso fue seguido bajo la lluvia con un respetuoso silencio y el tono sentido de sus palabras convencieron a la mayoría de los presentes.
"Muy bien, ha tenido mucho valor", dijo el antiguo interno Alfonso Cañete, al valorar el discurso de Zapatero, pero apuntó que la bandera monárquica no le gustaba, aunque la respetaba porque es "la de la España democrática".
"La presencia entre todos nosotros (del presidente) le confiere a este acto un carácter de homenaje que faltaba al conjunto de la agrupación española", dijo el sobreviviente español Eusebio Pérez Martín, durante su discurso en el acto oficial en nombre de los ex prisioneros de Europa Occidental.
"¡nunca más!" Zapatero dijo que cualquier ser humano se conmueve en Mauthausen y él, "como presidente del Gobierno de la España democrática", quería hoy "rendir homenaje, recuerdo, memoria y admiración" a todos los españoles que sufrieron en este campo de concentración "en su lucha por la libertad y la dignidad". El jefe de Gobierno añadió que ayer era un día muy apropiado para exclamar "¡ Nunca más!" ante el holocausto, el totalitarimo y el fanatismo.
Para Zapatero, "el legado de valentía y de sufrimiento" de los republicanos españoles "no fue en balde", ya que dejaron una memoria para que España sea un país libre y Europa un continente en paz, libre y democrático.
Zapatero lamentó que los españoles recluidos en Mauthausen "sufrieron dos veces", en este campo de concentración y en la Guerra Civil, y en ambas circunstancias elogió que defendieran la libertad y la dignidad.
Fue un día de recuerdos y reencuentros con antiguos compañeros de cautiverio, de abrazos fraternales entre quienes bordearon juntos el abismo de este campo de exterminio de la Alemania nazi.
Hubo abrazos y lágrimas, como las de Joan Alcubierre y David Moyano, compañeros en el grupo de trabajos forzados. "Nos quitaron nuestros nombres, nos quitaron la dignidad", aseguraba Moyano, de 84 años.
También se recordó a los que no estaban, a los que no salieron con vida del infierno hecho piedra que es Mauthausen, y se guardó un minuto de silencio al conocerse ayer, durante el homenaje en el monumento a los españoles fallecidos, la muerte reciente del sobreviviente aragonés Pascual Castejón.
"Con este reconocimiento se repara un agravio", dijo Jasmin Pérez, hijo de Eusebio Pérez, presente en el homenaje de Zapatero, y que sufrió "tres desgracias, la Guerra Civil, el campo de concentración y no volver a su patria". >efe
Eduardo Maqueda, de la Amical de Barcelona, fiel durante 25 años a esta cita, no ocultó su satisfacción por el homenaje, que llega tarde, porque siempre pensó que "Felipe González sería el primero en venir, pero sólo lo hizo de visita, no de forma oficial". La historiadora y vicepresidenta de la Amical de Barcelona, Rosa Torán aseguró que se trata de un "acto de reconocimiento de lo que significó la república en cuanto a política democrática, y por el lado de los republicanos, aceptar que dentro de la España democrática ellos también pueden tener un lugar". También se pidió más pasos en la misma dirección, como Ana Vieitez, Presidenta de Afar II República, una asociación de víctimas del franquismo, que salió al paso de Zapatero y le pidió un reconocimiento jurídico a los represaliados. Por su parte, el presidente del Ejecutivo avanzó que éste es el primer reconocimiento institucional, pero no el último que se les va a hacer desde el Gobierno español. >EFE |
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