Fallece la última víctima asturiana de Dachau
El gozoniego José R. Artime, que contaba 94 años y vivía en Toulouse, sobrevivió a la represión nazi en la Francia ocupada
Saúl FERNÁNDEZ
Asturias ha perdido a su último superviviente del campo de concentración de Dachau. José Ramón Artime Fernández falleció el pasado 27 de mayo en el Hospital de Toulouse, a los 94 años de edad. Galo Ramos, el otro superviviente de la comarca -aunque en este caso de Mauthausen-, murió en diciembre de 2003.
Artime empezó a trabajar en la mina de hierro de la playa de Llumeres, cerca de Bañugues, en los primeros años de la República. Este pozo, propiedad de Duro Felguera, cerró a mediados de los años sesenta y se mantuvo en activo durante los años de la guerra civil por aquello de que de él se extraía la materia prima para la munición.
Años después, tras el final de la Segunda Guerra Mundial la experiencia en el pozo gozoniego de José Artime le permitió trabajar en la cuenca carbonífera, en Decaseville, en el departamento de Aveyron. José Manuel García Peruyera, presidente internacional de la Asociación de Víctimas del Holocausto, recuerda que «allí, en aquel departamento, es donde el Gobierno concentró a casi todos los exiliados asturianos».
Artime falleció unas semanas después de que el mundo celebrara el 60.º aniversario de la liberación del campo de exterminio de Mauthausen, el «campo de los españoles», como años después fue conocido. Artime entonces había sido hospitalizado y no pudo participar en aquellas celebraciones.
Este minero gozoniego había nacido en Verdicio el 11 de octubre de 1911. José Artime militó en el PSOE y en su sindicato hermano, participó en la Revolución de Asturias y cuando llegó la guerra se enroló en la Armada, el cuerpo militar que había permanecido fiel al Gobierno salido de las urnas en febrero de 1936. Estando en la Marina este vecino del mar perdió un brazo.
Hasta hace relativamente pocos años las víctimas españolas de los nazis fueron las grandes olvidadas. Las autoridades alemanas en la Francia ocupada detuvieron a multitud de españoles que escaparon de la represión franquista por la frontera de La Junquera. Preguntaron a Franco qué hacer con los presos y el Caudillo se desentendió.
Francia acogió a los exiliados a su manera: los internó en los campos de los Pirineos Orientales: Vernet, Saint-Ciprien, Argelès-sur-Mer y Barcarès. Artime ingresó en el primero de estos campos, tras haber pasado a la Resistencia. Los colaboracionistas le había acusado de «terrorista».
García Peruyera, sin embargo, sufrió el internamiento en Argelès. Peruyera y Artime se habían conocido a mediados de los años sesenta. «Nos veíamos mucho en el Bodegón, un bar de uno de Luarca, en el Bulevar de Saintn Denis donde tomábamos cervezas», recuerda Peruyera. Confiesa también que participaron en una gran fiesta por la muerte de Pío XII. «Había sido un Papa que nos había tratado a los supervivientes muy mal», comenta el presidente de las Víctimas del Holocausto. A estas coincidencias suma Peruyera el hecho de que tanto Artime como Cristino García fueran de Gozón. «García fue el compañero de mi madre», explica Peruyera. José Artime y García Peruyera se conocieron después de la liberación de los campos de concentración. «Antes no podía ser, los niños no teníamos ninguna relación con los mayores. En cambio sí con las mujeres, que eran las que nos cuidaban».
Avelino Antuña, de Lada; los hermanos Carbayín, de la Pola, y los Espina, de La Mortera, viajaron junto a Artime en el tren de Angulema, que vagó de vía muerta en vía muerta por toda Francia durante casi dos meses. Murieron muchos durante este trayecto que terminó en Dachau el 26 de septiembre de 1944.
Más de un año sufrió Artime el encierro en el campo de Baviera. Posteriormente volvió a trabajar como minero y nunca olvidó aquellos días bajo el yugo alemán. Artime se quedó en Francia y presidió todas las agrupaciones de ex combatientes españoles que trabajaron para que no se olvide aquella barbarie.
*Fuente : La Nueva España, 5 de junio de 2005
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