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CARTA A UNO QUE NO ERA DE LOS SUYOS

El Periódico - edición impresa
JOSEP Pernau 04-03-2004

Menudo chasco el que se ha llevado el señor Mariano Rajoy. Mandó una carta al señor Salvador Valverde Calvo , residente en Argentina, pidiéndole el voto y se ha encontrado con la respuesta publicada en El País. Si espera su voto valdrá más que lo haga sentado, porque no le votará, ya que él no se fue a Argentina a hacer las Américas, sino a "sobrevivir en libertad", ya que en 1939, siendo un niño, pasó los Pirineos con sus padres, cuando las tropas de Franco ya pisaban los talones a la familia que huía.
Dura lección la que ha recibido el candidato del PP, convencido de que en Argentina sólo hay emigrantes económicos y así se explican los párrafos que le dedica con todos los tópicos sobre la "difícil decisión de abandonar nuestro país para labrarse un futuro lejos de nuestra tierra..." La historia de Salvador Valverde no es como tantas que el candidato ha oído contar en Galicia. La suya es la historia de una familia exiliada por sus ideas y así lo precisa en su carta.
Segundo chasco del candidato: no es cierto que el señor Aznar haya reconciliado a las dos Españas, tal como ha proclamado alguna vez. Siguen bien divididas y así lo pudo comprobar el exiliado Salvador en un viaje reciente por España, en el que se pudo tropezar por calles y plazas que llevan el nombre de los vencedores de la guerra civil, los que obligaron a la familia Valverde a marchar. Incluido el de la Legión Cóndor, en León, nombre que ninguna ciudad europea se atrevería a mantener y que aquí pervive por voluntad de los que quieren mayorías absolutas para frenar iniciativas de progreso.
Ha sido una experiencia para el candidato del PP. A partir de ahora, se lo pensará dos veces antes de mandar una carta a una persona que no conoce.

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A mí también
Salvador Valverde Calvo - Buenos Aires, Argentina

CARTAS AL DIRECTOR
EL PAÍS | Opinión - 02-03-2004

El señor Mariano Rajoy me ha escrito una carta. La acabo de recibir en Buenos Aires, ciudad en la que vivo. Me dice : "Estimado Salvador (ése es mi nombre): quiero agradecerle la oportunidad de dirigirme a usted, con el reconocimiento al sacrificio y esfuerzo que, como tantos españoles, tuvo que hacer al salir de España. Todos los españoles somos conscientes de la deuda que tenemos con los que tuvieron que tomar la difícil decisión de abandonar nuestro país para labrarse un futuro lejos de nuestra tierra (...)". Sigue una página en la que el señor Rajoy termina pidiéndome mi "confianza" (voto) y mandándome "un fuerte abrazo".

El señor Rajoy no sospecha que "mi decisión de abandonar España no fue difícil". Si aquel 3 de febrero de 1939, niño aún, entre la nieve, no hubiera pasado a pie los Pirineos, con las tropas de Franco pisándonos los talones, a mi padre lo hubieran metido en la cárcel, simplemente por ser republicano y no sé qué hubiera sido de mi existencia. Mi familia no vino a la Argentina a hacer las Américas. Vino a sobrevivir, en libertad. A mí, Franco y los suyos, me "robaron" una vida, no sé si peor o mejor, pero me la robaron. Yo hubiera sido otro y eso no hay promesa electoral que me lo cambie o desmienta. Perdí familia, amigos, raíces, paisaje ,costumbres , todo...

Habrá algunos que se preguntarán: ¿y qué tiene que ver el señor Rajoy con Franco? He recorrido España no hace mucho y sigo viendo en las calles los nombres de Franco, Mola, etcétera, incluido la "Legión Cóndor" (en León), los alemanes que arrasaron Gernika. El "espíritu" de lo que constituyó el franquismo tiene sus continuadores, vergonzantes y modernizados, porque Europa no es la misma, y los vecinos Hitler y Mussolini han muerto. Le propongo al señor Rajoy un nuevo pacto de Fausto. (Él puede consultarle a su compañero Manuel Fraga, ministro sobreviviente del franquismo y experto en meigas). Si me devuelve los 64 años de vida que Franco me robó, obligándome a salir de España e inventarme otra vida, a lo mejor lo voto. Pero tengo que verme otra vez niño, jugando por los jardines del Retiro, en mi querido Madrid. Y los niños no votan.