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Memoria y olvido

Mañana se cumple el 60º aniversario de la entrada en un París todavía ocupado por los nazis de las primeras fuerzas de liberación. Se trataba de una avanzadilla integrada por una decena de vehículos blindados y unos 150 hombres pertenecientes a la Novena Compañía de la División Leclerc. Casi todos sus componentes eran republicanos españoles. La participación en los actos del aniversario de una representación oficial española supone, por ello, un acto de reconocimiento por parte de las autoridades francesas; pero supone también una rectificación por parte de las españolas.

De reconocimiento, porque en anteriores conmemoraciones apenas lo hubo para el papel de los antifascistas alemanes, italianos y españoles en la resistencia y la liberación. Entre ellos, miles de republicanos exiliados que dieron su vida por la libertad. El pasado 6 de junio, en el aniversario del Día D, el presidente Chirac condecoró a representantes de 11 países que habían participado o colaborado en el desembarco de Normandía. Pero no había ningún español entre ellos.

Tampoco había ninguna representación del Gobierno español, mientras que sí estaba el canciller Schröder. Su condición de hijo póstumo de un soldado alemán muerto en Rumania durante la guerra no le impidió representar a la Alemania democrática actual, corrigiendo la ausencia de su antecesor, Helmut Kohl, diez años antes. La presencia española este 24 de agosto rectifica, a su vez, el error de la ausencia del 6 de junio. Aceptar la marginación en la conmemoración de la victoria aliada habría significado interiorizar la existencia de continuidad entre el Gobierno franquista de 1944 y el actual.

Esa continuidad es implícitamente asumida por los dirigentes nacionalistas vascos, que en cada aniversario del bombardeo de Gernika reclaman al "Estado español" un reconocimiento de su culpabilidad en aquella matanza. Sin embargo, el Gobierno legítimo de España no bombardeó, sino que fue bombardeado en Gernika. Por todo ello, la presencia del presidente del Senado y de representantes de varios Gobiernos autonómicos en los actos de mañana simboliza el reconocimiento por parte de la España democrática y autonómica de su deuda moral con los compatriotas que combatieron, en Francia o en España, contra el fascismo.

*Fuente : El País, Editorial, 23 de Agosto de 2004