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El recorrido de la exposición 'El exilio de los niños' concluye en Madrid

Un total de 300 piezas recuerdan el éxodo de 33.000 menores al comenzar la Guerra Civil

EL PAÍS  -  Madrid

"Ningún niño empezó jamás una guerra. Y, sin embargo, cada vez que estalla un conflicto bélico son los niños los que más sufren, atrapados sin remedio en un mundo de adultos. Sin entender muy bien lo que sucede a su alrededor, niños y niñas se ven abocados a vivir en el miedo, en la sospecha y en el odio". Es el comienzo de El exilio de los niños, la exposición que ha viajado desde finales de 2003 por varias ciudades españolas y que cierra su recorrido en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Fotos, objetos personales, documentos, cartas, carteles, hasta un total de 300 piezas forman este retrato del éxodo que más de 33.000 niños emprendieron desde los inicios de la Guerra Civil española.

Veinte mil niños fueron acogidos en Francia, 5.000 en Bélgica, 4.000 en el Reino Unido, 2.900 en la URSS, 450 en México, 400 en Suiza, 100 en Dinamarca... Decenas de miles viajaron al exilio desde 1936, oficialmente desde la primavera del año siguiente. "Aspiramos a que la sociedad española conozca lo que significó para más de 33.000 niños su evacuación en solitario a diferentes países, lo que desmiente la propaganda franquista encaminada a convencer a la opinión pública de que todos fueron a la Rusia soviética", afirma Antón Saracíbar, presidente de la Fundación Francisco Largo Caballero, organizadora de la muestra junto con la Fundación Pablo Iglesias, con el patrocinio de Caja Duero.

Desde hoy y hasta el 17 de junio, El exilio de los niños permanecerá en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (www.circulobellasartes.com), tras haber recorrido, desde finales de 2003, Bilbao, Barcelona, Salamanca, Badajoz, Sevilla, Valencia, Gijón, A Coruña y Zaragoza. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, preside esta tarde la inauguración en Madrid.

Antón Saracíbar también quiere destacar que uno de los objetivos de la muestra es señalar "lo que significó para unos 70.000 niños el éxodo a que se vieron abocados tras la caída del frente catalán a principios de 1939 y en los últimos momentos de la guerra, acompañando a sus familias".

Para Saracíbar, los niños del éxodo español son "un colectivo frecuentemente olvidado por los libros de historia". "Siempre acompañan a los adultos, pero sin ser vistos de forma específica, individual y diferenciada", por lo que esta exposición "pretende superar esta carencia" y "representa un considerable avance en los trabajos de investigación relacionados con el exilio español al término de la Guerra Civil".

El catálogo de la exposición recoge artículos, textos, muchas fotografías y varios Retazos de vida de aquellos niños:

"Era un hermoso y soleado día de marzo. El autocar nos conducía a Bruselas, a la Casa del Pueblo, donde nos esperaban nuestras familias de acogida (...). Pronunciaron algunas frases, con palabras que no entendíamos. Y luego nombres, y una persona subía al escenario y se volvía a marchar, emocionada, con un niño de la mano. Mi hermana mayor se había ido con una pareja; nos enteraríamos una semana más tarde de que estaba en Waterloo, pero aquel día no entendimos nada. Mi otra hermana y yo fuimos confiadas a un hombre y una mujer de edad madura (....) Después la mujer nos explicó como pudo que mi hermana tenía que acompañarla a su casa: comprendimos de esa manera que no íbamos a permanecer juntas (...). A medida que el tiempo pasaba, los lazos afectivos con nuestros padres de acogida se estrechaban y nadie se atrevía a mencionar una posible separación. ¡Sin embargo, habríamos deseado tanto estar con nuestra madre!" (Emilia Labajos).

"Mi vida empieza como aquel que dice en el 34. Del 34 al 36, siendo crío, no tengo ningún recuerdo. Mis primeros recuerdos son duros, puesto que no tengo ninguna referencia familiar directa. A partir de los años 45, 46 tengo las referencias familiares de que mis padres 'rojos' no están en España, no están conmigo, no los puedo ver, no los conozco. (...) Y esos primeros recuerdos de mi vida me han marcado profundamente, puesto que en el momento que puedo venir a Francia, ya con 14 años, no tengo referencia familiar precisa, aparte de todo lo que he podido oír de un lado y de otro" (Floreal Samitier).

El presidente de la Fundación Largo Caballero señala que El exilio de los niños "tiene relación directa con las políticas de recuperación de la memoria histórica que están llevando a cabo diversas organizaciones desde hace unos cuantos años", y asegura que, "en todo caso, la exposición y esas políticas de recuperación se plantean en positivo, sin ánimo de abrir heridas, sino todo lo contrario. Se trata de cerrar definitivamente un capítulo negro de nuestra historia para que no se vuelva a producir. Ello sólo será posible desde el reconocimiento de lo ocurrido y la puesta en práctica de las políticas de reparación necesarias en el marco de las políticas de reconciliación que presidieron los años de la transición política. Y cuanto antes mejor para cerrar definitivamente los pasos dados en esta legislatura".

*Fuente: El Pais, 23 de mayo de 2005

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