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El quiosquero que luchó contra la injusticia

Matías Camacho, histórico dirigente socialista de Córdoba que llegó a ser senador, edil en la capital..., 'cerró' la pasada semana su 'quiosco'. Su muerte, a los 90 años, pone punto final a la historia de este cordobés de adopción, que llegó a la capital, desde Almería siendo niño, iniciados los años veinte.

A los 16, y pese a no tener en su familia antecedentes políticos, se enroló en las Juventudes Socialistas, de las que llega a ser secretario provincial en 1933. ¿Por qué dio ese paso? En un artículo publicado en este periódico en 2001 señalaba la pasión que guió su vida: la lucha contra 'la injusticia social y por la igualdad'.

Tras la guerra civil, fue condenado a muerte. Se le conmutó la pena por doce años de cárcel. Nada más salir de prisión, reorganizó el PSOE en Córdoba con un pequeño grupo de personas. Por esas fechas, empieza a trabajar en Las Tendillas como quiosquero -impulsará la creación de la Asociación Provincial de Vendedores de Prensa-.

Son años los de la dictadura de idas y venidas a comisaría. Antonio Zurita, portavoz socialista en el primer Ayuntamiento democrático de la capital, al que perteneció Camacho, recuerda que 'a Matías lo detenían cada vez que venía Franco a Córdoba'. 'Una de las veces que iba a venir, la Policía llegó a detenerlo a su casa y su mujer les dijo que Matías no estaba allí, que se había ido ya para la comisaría', comenta en una anécdota que da cuenta de las vicisitudes por las que tuvo que pasar este luchador antifranquista.

Con la llegada de la democracia, en 1977 fue elegido senador. Sólo tardó 18 meses en volver a 'su' Córdoba. Y es que, según Manuel Gracia, actual portavoz socialista en el Parlamento andaluz y que compartió con Camacho el año y medio que éste estuvo en la Cámara Alta, a 'Matías no le acababa de gustar lo del Senado. Él quería estar más pegado a la gente'.

De Camacho, como político y persona, porque en 'él ambas cosas eran inseparables', destaca su 'firmeza irreductible, su valentía' y que 'mantuvo vivo, con algunos otros, el PSOE en la memoria de los cordobeses' durante el franquismo.

Además, resalta que, aunque vivió la guerra civil, rezumaba ese espíritu de concordia que permitió la Transición: 'No odiaba a los ganadores de aquella contienda'. Baste recordar una entrevista de Camacho en 1981: 'Todos los actores de la guerra somos un poco responsables de la situación que se creó'.

De vuelta a Córdoba, fue edil en el Consistorio y miembro de la Diputación, de la que fue vicepresidente. En ese periplo coincidió con Zurita que define a Camacho como 'un hombre excelente, un luchador con una honradez a prueba de bombas'.

Para este ex edil socialista, 'personas como Matías fueron fundamentales' para la historia del PSOE en Córdoba. Desde otras filas, las del PCE, Julio Anguita también conoció a Camacho. Cuando él fue elegido alcalde en 1979, éste formó parte de la corporación como edil socialista.

Anguita lo describe como 'un hombre bueno, consecuente y firme en sus ideas, un ejemplo, un luchador...'. 'Era un político trabajador y discreto, pegado siempre a la tierra y al que nunca se le subieron los cargos a la cabeza', prosigue.

Y se suma a la frase del psiquiatra e intelectual Carlos Castilla del Pino lanzada en una entrevista: 'Aquí, en el franquismo, no hubo más socialistas que Camacho, el viejo Camacho de los periódicos'. Esos diarios que en noviembre de 1976 le quemaron al pegarle fuego unos ultraderechistas a su quiosco. A la mañana siguiente estaba en Las Tendillas vendiendo con un tenderete.

Fue otro símbolo. Como esa frase antológica suya que debe conocer el que aspire o esté en la vida pública: 'Soy enemigo endiablado de la crítica absurda, del politiqueo, de las palabras sin hechos y del choque frontal con la otra manera de pensar'.

*Fuente: *Fuente : Terra Actualidad - Vocento/VMT, 25 de septiembre de 2005