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Una lista de Schindler catalana

La suiza Elisabeth Eidenbenz salvó a 597 bebés de republicanas que malvivían en campos de refugiados

XAVIER ALDEKOA - 23/08/2005
Prada de Conflent. Servicio especial

La gesta de Eidenbenz, en el olvido durante 60 años, ha sido reconstruida por la historiadora Montellà

Enero de 1939. Una riada de derrotados en la guerra civil española atraviesa los Pirineos para buscar refugio en la vecina Francia. Su destino será a menudo un campo de refugiados donde el frío, el hambre y la falta de higiene son denominador común. Los campos de Argelés, Sant Cebrià de Rosselló y Ribesaltes, con unas instalaciones muy precarias, fueron los primeros en recibir las más de 450.000 personas que durante los primeros meses de 1939 pasaron a Francia. Las condiciones eran pésimas y el índice de mortalidad infantil se situaba en un 95% entre los recién nacidos, que llegaban al mundo en los establos de Hares, cerca de Perpiñán. Testigo de esta situación, Elisabeth Eidenbenz, una joven enfermera suiza de tan sólo 24 años, organizó una maternidad en la vecina localidad de Elna para asistir en el parto a las mujeres embarazadas de los campos de refugiados republicanos. Su labor desinteresada salvó de una muerte muy probable a 597 recién nacidos.

La profesora e historiadora Assumpta Montellà ha recuperado esta gesta humanitaria, tras más de 60 años de olvido, y la recogerá en el libro Los niños de Elna (Ara Llibres), que llegará a las librerías en octubre. Después de que Montellà publicara un avance de su investigación en la revista Sàpiens ,se han iniciado las gestiones para rendir un homenaje a Eidenbenz, que actualmente tiene 93 años y vive cerca de Viena; aún no hay fecha concreta, pero se sabe ya que se celebrará en el Palau Robert, que contará con una exposición fotográfica y conferencias sobre el exilio. La historiadora añade que desde círculos universitarios se ha pedido la cruz de Sant Jordi para Eidenbenz.

Montellà ha explicado en la Universitat Catalana d´Estiu que se topó con la historia de la maternidad de Elna casi por casualidad, mientras trabajaba en su tesis doctoral sobre los niños del exilio. "Muchas madres me explicaban que habían tenido a sus hijos en una maternidad cercana a Perpiñán y hablaban de una tal señorita Elisabeth, pero ninguna sabía decirme dónde se encontraba ese lugar", comenta Montellà. La primera pista la halló navegando por internet, donde supo que en Francia se había rendido homenaje a una mujer, de nombre Elisabeth, por proteger y cuidar en su maternidad a madres judías (años después de ocuparse de las refugiadas republicanas). "Eso me dio la idea de que podía tratarse de la misma persona", relata Montellà, quien se llevó una gran sorpresa al ir al registro civil y constatar que la mayoría de los nacidos en la maternidad de Elna tras el fin de la guerra civil española llevaban apellidos catalanes. Montellà, que se carteó medio año con Eidenbenz, a la que conoció personalmente hace unos meses, la describe como "una mujer menuda y frágil y con una voluntad y una capacidad organizativa impresionantes". "Sólo después de ver cómo en su casa conservaba más de 300 fotografías de la época perfectamente ordenadas, pude entender como consiguió dirigir una maternidad ARCHIVO con sólo 24 años y sacarla adelante", asegura Montellà, quien ha logrado localizar a 192 niños nacidos en la maternidad, que ya superan los 60 años.

Tras rehabilitar una torre de tres plantas medio en ruinas, Eidenbenz recibió a las ocho primeras españolas a punto de dar a luz en diciembre de 1939. Entre ellas se encontraba Remei Berenguer, hoy nonagenaria, que describe la sensación que vivió al saber que podría traer al mundo a su hijo Rubén lejos del hambre y el frío del campo de refugiados: "Me acuerdo de que había una chimenea con fuego, nos alegramos porque era diciembre y el frío en el campo de refugiados nos había helado los huesos".

La maternidad, situada a 15 kilómetros de Perpiñán y bajo el macizo del Canigó, era una casa sin lujos donde las madres ingresaban cuatro semanas antes del parto y se quedaban un mes más hasta su retorno al campo. En los años 1940-41, época de mayor actividad, la maternidad podía acoger hasta 30 nacimientos mensuales. "Sin duda mi hijo está vivo gracias a que nació allí", señala Remei, que se deshace en elogios hacia la enfermera. "Era una persona muy frágil, muy joven, y hacía aquello porque le salía del corazón", dice. Y añade: "La gente tiene que saber lo que, con tanto amor y entrega, hizo la señorita Elisabeth en su maternidad, en aquel oasis de paz rodeado de guerra".

*Fuente: La Vanguardia, 23 de agosto de 2005