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Ni ligerezas ni bromas en el tema nazi


JOSEP Pernau

Tan fina y delicada, la señora Esperanza Aguirre ha cometido el disparate de comparar la citación policial de dos militantes del PP en Madrid con una actuación de la Gestapo. Se les había identificado en las fotos del zarandeo del ministro Bono . Hay notables diferencias con los métodos de la temida policía de la Alemania nazi. La Gestapo no mandaba citaciones. Con gran despliegue de agentes, se llevaba detenido al sospechoso, al presunto o al que podía saber algo de lo que se investigaba. El que entraba en un recinto policial ya no solía regresar a casa, mientras que los interrogados de Madrid volvían a estar felizmente con los suyos al cabo de un rato.
La desproporcionada comparación de la presidenta de la Comunidad de Madrid se perpetraba en la víspera del 60° aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, el más sofisticado complejo que, a ritmo industrial, convertía en humo a los detenidos por el engranaje policial de los nazis. Y ocurría unas semanas después de que se supiera que el príncipe Enrique de Inglaterra había acudido a una fiesta ataviado de soldado nazi, con esvástica incluida. Ligereza en un caso e irresponsabilidad en el otro. Dos ejemplos de cómo no hay que tratar la barbarie hitleriana.
Entre los barracones y junto a las cámaras de gas, ayer se conmemoraba el fin de la pesadilla de Auschwitz. En los últimos años, en Ruanda, en Bosnia y en Sudán han resurgido los odios genocidas de los que el mundo creyó salir vacunado en 1945, y al aniversario se le ha querido dar un carácter ejemplarizador, pues aquel escarmiento no sirvió de gran cosa. Si el siglo XXI ha de rectificar la herencia de un camino peligroso, la ligereza y la broma no tienen cabida en el tema de las fechorías nazis.

*Fuente : El Periódico, 28 de enero de 2005