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CONFRONTACIÓN IGLESIA-ESTADO. GUERRA ESCOLAR

La confrontación actual de la Iglesia con el Gobierno me retrotrae a la época del comienzo de la República en que, al marcar una claras pautas para la aconfesionalidad del Estado, la escuela unificada y laica por respeto a la libertad de conciencia de los alumnos, la coeducación etc., provocó la reacción de los Obispos en la pastoral del 25 de junio de 1931 que se oponía a la incuestionable separación que debe existir entre la iglesia y Estado, y proclamaba el derecho preferente que siempre la Iglesia Católica ha creído tener sobre la educación.

En otra pastoral de enero de 1.932, al ser aprobada en diciembre anterior la nueva Constitución que profundizaba en estos concepto anteriores, radicalizaba esa confrontación, sobre todo en la cuestión educativa, iniciando lo que se denomina “la guerra escolar” que recibía el apoyo de Papa Pío XI que en su encíclica Dialectissima nobis calificaba de anticristiana la política laicista de los republicanos.

A los Maestros se los acusaba de ateos y se decía de ellos que enseñaban a los niños que Dios no existía, cuando eran verdaderamente neutros religiosa, política y filosóficamente y el ateísmo es un concepto filosófico. Exponían, asimismo, el naturalismo pedagógico que predicaba la Naturaleza como principio y fin de todas las cosas, y todo aquello que procede de la Naturaleza es bueno, sólo se corrompe con el contacto con los hombres; era, consecuentemente, una negación del principio dogmático del pecado original.

Todo ello, y aprovechando fundamentalmente los sermones en las Iglesias, hizo mella en las mentes de los fieles, sobre todo en las zonas rurales, que hizo que, de aquella admiración, veneración, diría yo, que tenían por aquellos insignes Maestros republicano por su extraordinaria calidad humana y pedagógica, los mejores de nuestra Historia, idealistas puros, amantes de la libertad, de la justicia, y que la Republica había dignificado tanto económica como profesionalmente, sabedores que por la escuela saldría aquella sociedad de la incultura y el oscurantismo reinante, fuese transitando, por influencia de estas consignas de sermón, hacia un odio irrefrenable hacia ellos que propició la muerte de muchos de ellos por los inclemente procedimientos de los tiros en la nuca, paseos, fusilamientos después de juicios sin las debidas garantías procesales, sin la aplicación del concepto jurídico de “in dubeo pro reo”, y que fuera el colectivo que más sufrió la crudelísima depuración franquista. Las lengua de las mariposas, magnífica película de José Luis Cuerda, nos refleja esta triste realidad.

Francisco Espinosa en su obra La columna de la muerte , nos cuenta que la maestra de Villafranca de los Barros, Catalina Rivera Rico fue acusada de rebelde, como tantos y tantos maestros, no era necesario que empuñaran las armas para eso, su arma era la palabra, sólo bastaba una disposición espiritual contraria al Movimiento, rebelde, decían, al “Glorioso Ejército salvador de nuestra patria”, no había graduación en este concepto, fue secuestrada, junto a su padre, cuando veraneaba en su pueblo natal, Trujillanos, y posteriormente asesinada. “De ella, como de otros muchos, dice Francisco Espinosa, se cuenta el viejo cuento de que encerraba a los niños en un cuarto oscuro y les decía que pidieran a Dios que los sacara de allí, para después hacerlo ella y demostrarles que Dios no existía”.

También me recuerda estos años de gobierno del PP en que ha retrotraído los avances que en la época socialista se hicieron en esta materia de la, insisto, necesaria separación Iglesia–Estado, al bienio negro de la República (Noviembre de 1.933) en que entró en el Gobierno la CEDA formada principalmente por elementos reaccionarios católicos como eran los miembros de la Asociación Nacional Católica de Propagandistas, fundada por el Cardenal Herrera Oria, que ralentizó, cuando no eliminó, aquellos magníficos avances republicanos en este aspecto laicista y que luego fueron los principales dirigentes de los primeros gobiernos franquistas: Pedro Sainz Rodríguez, que fue el primer Ministro de Educación de Francos, Ibáñez Martín, José Maria Pemán, presidente de la Comisión depuradora de los Maestros, el colectivo más reprimido por Franco, más de 60.000 , la flor y nata del Magisterio, que dice Julián Casanova.

Incluso ellos, los republicanos , llegaron más lejos, como por ejemplo en las fiestas de los calendarios escolares y laborales en general, que fueron estricto en este sentido laico de ellas, y no como en el actual que recientemente se ha aprobado para el año venidero en que se conservan intactas todas las fiestas religiosas, su inmensa mayoría, y en alguno de los casos, incluso, se conmemoran dogmas de fe católicos en el siglo de la razón.

17 de Noviembre de 2004

Antonio Sánchez Marín-Enciso