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Un recuerdo a Serrano Súñer

Cartas al Director

Vicente Many 

A la vista de la celebración del 60° aniversario de la liberación en Polonia, no tan solo del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, sino también del de Treblinka, Belsek, Sobibor, Majdanek y Chelmno, todos ellos equipados también con sus correspondientes cámaras de gas y hornos crematorios; deseamos hacer un repaso con lo que ocurrió a lo largo de la historia entre los años 1936-1945 y descubrimos otros campos que, aunque no estaban decididamente preparados para el exterminio rápido y total como Auschwitz-Birkenau, también las cámaras de gas tuvieron su actividad letal aparte de las demás muertes por extenuación debido a trabajos forzados, mala y mínima alimentación.

En este sentido, nos centramos en el penal de Mathausen, donde alrededor de 350.000 prisioneros, de entre ellos unos 7.000 españoles republicanos, encontraron un final horrendo en aquella diminuta cámara de gas de no más de quince metros cuadrados y sus cuerpos convertidos en cenizas en unos hornos que se hallan hoy en día engalanados con banderas de la República Española y con inscripciones recordando el origen de los gaseados: con una arenga final en castellano y también en catalán-valenciano de: "Viva la República", "Visca la República".

No existe ninguno de estos campos de concentración mencionados donde no hayan sido asesinados españoles ya sea en Mauthousen (Austria) o cualquiera de los campos de Polonia más arriba enumerados. Se calcula un total de unos 12.000 los españoles asesinados.

Con referencia a estas personas hay que decir que se trataba de republicanos huidos del franquismo al final de nuestra Guerra Civil, refugiados en Francia. Varios de entre ellos lograron "salvar la piel" uniéndose a la "Résistence Fran§aise" en su lucha contra el fascismo alemán y así esconderse pero, la mayoría fueron simplemente detenidos por ser exiliados republicanos españoles.

Cuando el ministro de Asuntos Exteriores alemán Von Ribbentropp preguntó al ministro español de Exteriores y amigo suyo, Ramón Serrano Súñer, sobre qué debía de hacer con los republicanos españoles detenidos, éste le contestó que los republicanos no eran españoles; que no tenían patria... Por consiguiente, fueron tratados como apátridas, con el triángulo azul para esta clase de prisioneros cosido en el pecho de sus camisas y considerados enemigos del pueblo alemán. Así fueron deportados y obligados a trabajos forzados para, una vez débiles y extenuados al máximo, pasar por la cámara de gas por "inservibles".

Con referencia a estos expuestos hechos, existen cosas que no llegamos a entender. No podemos comprender que, en el día de hoy, exista una calle en Castellón llamada Ramón Serrano Súñer, y un colegio con este mismo nombre. Personaje sobre el cual pesa la muerte de unas 12.000 personas.

Sabemos que en Gandesa (Tarragona), pueblo natal de la madre de Ramón Serrano Súñer, se rebautizó una calle con su nombre originario de carrer Miravet. Calle, la cual, había tomado el nombre de carrer Ramón Serrano Súñer, al final de la guerra civil.

Esto fue conseguido por el alcalde de hace ya algunos años Miquel Aubá del Partido Independiente con la oposición encarnizada del Partido Popular y la abstención de los nacionalistas de CiU. Esto fue un ejemplo a seguir, ¿no creen?

A nuestro modo de entender las cosas, creemos que la sociedad española en general y la castellonense en particular, debía de hacer desaparecer toda clase de signos, nombres de fundaciones y asociaciones que tan dramáticos recuerdos nos traen a la memoria y que nos identifican, desgraciadamente, con el más cruel fascismo internacional.

*Fuente : El Periódico Meditarraneo. 14 de febrero de 2005