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Maestro Sánchez Vázquez

Gabriel Castillo
25 de abril de 2005

El pasado trece de abril recibió el maestro Adolfo Sánchez Vázquez el Premio María Zambrano en Málaga, España, otorgado por la junta de Gobierno de Andalucía como un reconocimiento a su obra y sus ideas. Fue una noticia poco difundida, pero estoy seguro que para muchos mexicanos tendrá relevancia, por el significado que tiene el que se valore en su propia tierra el quehacer y la producción intelectual de un importante hombre, que ha contribuido a la formación filosófica de muchas generaciones en este país que lo acogió como exiliado, a causa de la Guerra Civil Española, en la segunda mitad de la década de los treinta.

Este hecho recién ocurrido me trae los recuerdos de las primeras experiencias como profesor de filosofía en la normal Lázaro Cárdenas de Ciudad Lerdo, vividas en los años setenta. Todavía en ese tiempo los planes de estudio comprendían la formación filosófica hoy tan desatendida y un semestre estaba dedicado específicamente al estudio de la Estética, siendo uno de los textos básicos para trabajar con los alumnos que se convirtió en un libro clásico publicado por la editorial Era, bajo el título de las Ideas estéticas de Marx.

Este y muchos otros libros (recuerdo ahora también su Filosofía de la Praxis), ubican al homenajeado pensador como uno de los más autorizados teóricos del marxismo, con una permanente preocupación por destacar el contenido humanista de esta corriente de pensamiento.

Seguramente habrá quienes consideren este asunto del marxismo y las ideas del maestro Sánchez Vázquez como pasados de moda, algo así como anclados en tiempos ya superados, pero al hacerlo incurren en un lamentable error pues bastará escuchar sus disertaciones sobre la filosofía y los filósofos en la actualidad, en particular sus análisis y cuestionamientos a los autores posmodernos como Edgar Morín, Lyotard y Beaudrillard, por mencionar sólo algunos, para darnos cuenta de la sólida formación y actualización de don Adolfo Sánchez Vázquez, quien en sus casi noventa años nos asombra por su lucidez y pensamiento crítico. Habiéndolo escuchado no hace mucho en algunas conferencias sustentadas en la UNAM, nos parece muy merecido el homenaje y la entrega de un galardón “por su posicionamiento enriquecedor y crítico del marxismo” y por ser un “referente obligado en el panorama intelectual andaluz”, según argumentaron quienes determinaron otorgárselo. El que ese Premio lleve el nombre de María Zambrano representó para el filósofo un motivo adicional de satisfacción, ya que es sabido que desde mucho tiempo le ha tenido gran admiración a esa extraordinaria mujer española, por su enorme talento y “por la claridad y belleza con que expresa un vigoroso pensamiento”. No es desconocido que Zambrano ha sido una figura emblemática del exilio español, que tuvo una enorme influencia sobre destacados filósofos y poetas latinoamericanos, entre los que sobresale el cubano José Lezama Lima quien tuvo con ella una entrañable relación.

El maestro Sánchez Vázquez reconoce que ese homenaje recibido puede, en justicia, hacerse extensivo a todo el exilio español y en especial a los intelectuales que en México se pudieron acoger “a la hospitalidad del Gobierno y del pueblo mexicanos”, gracias a lo cual les fue factible realizar una obra cultural que aquí les ha sido ampliamente reconocida, sin regateos. Cualquiera con un mínimo de cultura sabe de la importancia del exilio español en los tiempos del General Lázaro Cárdenas del Río y de sus repercusiones positivas en los ámbitos de la filosofía, la literatura y las artes.

Es precisamente desde los años treinta que don Adolfo Sánchez Vázquez vive entre nosotros los mexicanos, después del breve lapso de vida que tuvo en su España natal de donde salió muy joven pero con el sueño de esa Andalucía profunda que, según sus propias palabras, padecía injusticia, desigualdad y donde se explotaba salvajemente a los campesinos y los mineros; por ello y por los riesgos que implicaba la llegada del franquismo, salió marcado para siempre por esa realidad andaluza que le generó los ideales de justicia, libertad, igualdad social y dignidad humana de la utopía socialista, a la que siempre ha sido fiel, a decir de él mismo, “tanto en el pensamiento como en la conducta”.

En estos tiempos de predominio del pensamiento débil, de la proliferación del social conformismo, de avance del conservadurismo en la política de nuestro país, es necesario reivindicar a figuras como el maestro Sánchez Vázquez que nos han enseñado el alcance del pensamiento fuerte, del pensamiento crítico y la importancia del compromiso ideológico, para luchar por la transformación de una sociedad injusta y desigual como ésta en que vivimos, por otra donde imperen mejores condiciones de vida para la población mayoritaria. Quienes creemos en la vigencia del socialismo compartimos la idea del pintor y escultor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín cuando expresa que éste será válido y vigente mientras haya hambre en el mundo, niños sin escuela y explotación de trabajadores. Desde luego que vemos en el homenaje al maestro Sánchez Vázquez una oportunidad e invitación para releer sus textos y otros que él recomienda, con el propósito de alimentar, de orientar nuestra praxis social y política. Así lo exigen los tiempos presentes y los retos que plantea la actual coyuntura, porque la utopía emancipatoria no debe verse como lo inalcanzable sino como el motor que nos mueva a trabajar por el cambio verdadero.

*Fuente : El Siglo de Torreón, Torreón, Coah. - 26 de Abril - 2005