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LA EXPLOSIÓN DEL POLVORIN DEL MONTON EN CARANZA
22 DE Junio de 1943.
Enrique Barrera Beitia.
Directivo de la Asociación Fuco Buxán

  • 1. Introducción.


El 22 de Junio de 1943 se inicia un incendio en el polvorín de Caranza, hacia las 5.40 de la madrugada. Tras una primera explosión a las 5.47 sobreviene otra mucho más potente a las 6 de la madrugada . Tras la primera explosión, los mandos del polvorín habían dado órden de evacuar las instalaciones y las casas de Caranza . Los veinte minutos fueron tiempo suficiente y no hubo muertos. Las explosiones – aunque aisladamente - continuaron por la tarde.

La segunda explosión se escuchó en lugares tan alejados como Monfero o Lugo. En San Pedro de Leixa, a varios kilómetros del polvorín, la onda expansiva curvó algunas puertas hacia el interior de manera que quedaron empotradas y los habitantes de estas casas tuvieron que salir por las ventanas. Todos los trabajadores municipales fueron puestos a barrer las calles para recoger los numerosos trozos de cristal caidos desde las ventanas.

Las autoridades militares creyeron en los primeros minutos que habían sido invadidos por los aliados y los soldados salieron apresuradamente de sus acuartelamientos- algunos en ropa interior- para acudir a los puestos asignados para la defensa. La opinión generalizada de los ferrolanos fue que había sido un sabotaje. Las autoridades dictaminaron que había sido un accidente.

La explosión empezó en el Polvorín grande, el número 9, donde actualmente están las piscinas del Club de Sub-Oficiales.

  • 2. Objeto de la investigación y metodología.


La investigación tiene como objeto averiguar si la explosión del polvorín de Caranza se debió a un accidente ( tesis oficial ) o a un sabotaje ( tesis de la población ). Se da por descontado que en este último supuesto, las autoridades habrían manipulado la investigación para que coincidiera con la intención final de declarar accidental la explosión, amañando pruebas que hicieran creible esta tesis. Se intentará dar respuesta a las siguientes cuestiones:

  1. ¿ Existía algún móvil para que alguien ( la guerrilla o el espionaje aliado ) tuviera interés en destruir los polvorines de Caranza ?.
  2. ¿ Existía algún móvil para que las autoridades militares y políticas de España ocultaran la existencia de un sabotaje e inventaran la excusa de un accidente ?
  3. ¿ Existía capacidad operativa de la guerrilla y/o del espionaje aliado para proceder a la destrucción de estas instalaciones ?
  4. ¿ Existe en la instrucción de la causa 321 / 1943 pruebas que avalen la existencia de sabotaje o – en su defecto – puedan ser calificadas como indicios significativos de ello ?
  5. ¿ Son creibles las explicaciones de la causa 321 / 1943 para avalar la hipótesis del accidente o se pueden desacreditar ?

La metodología consiste en el estudio del expediente 321 / 1943 que es la investigación oficial, las entrevistas personales con las personas implicadas o – en su defecto – con los descendientes o parientes, entrevistas personales con los enlaces de la guerrilla que permanecen vivos y con personal poseedor de conocimientos y experiencia sobre el funcionamiento de los polvorines.

También se ha estudiado la información de la Zona Marítima del Cantábrico relativa a las actividades del espionaje aliado. El análisis de estas fuentes informativas se han desarrollado entre Diciembre de 2002 y Mayo de 2003.

  • 3. Resultados y conclusiones .
    • 3.1

¿ Existía algún móvil para que la guerrilla o el espionaje aliado tuviera interés tuviera interés en destruir los polvorines de Caranza ?.

El espionaje aliado - básicamente inglés - tenía interés en destruir los polvorines de Caranza. España tenía durante la segunda guerra mundial el estatus de nación no beligerante, y las instalaciones militares de la Ria de Ferrol servían para abastecer y reparar los submarinos alemanes. Los ferrolanos recuerdan la presencia en nuestras calles de sus tripulantes y como los submarinos estaban fondeados en la Ria. También funcionaba una emisora militar alemana instalada en el petrolero Max Albrech, permanentemente anclado frente a la boya de la Graña donde los barcos iban a compensar agujas. También estaban fondeados el Nort Atlántic y el vapor italiano Edera, contra que el los servicios secretos frustaron un sabotaje en Enero de 1943.

El 24 de marzo de 1943 – tras la derrota alemana en Stalingrado – el primer ministro del reino Unido, Winston Churchill, celebró una importante reunión con los mandos de la Marina Real británica para dar un giro definitivo a la lucha antisubmarina. El resultado fue espectácular a raíz del mes de de Junio de ese mismo año, tal como queda recogida en la gráfica número 1, es decir, a raíz de la explosión del polvorín de Caranza, que parece ser la primera de una serie de acciones.

A partir de 1943 las actividades del Intelligence Service en Ferrol se incrementan espectacularmente. En Febrero de 1943 intentan trasladar a Inglaterra a Emilio Entero Cataneo, capitán de la aviación republicana e inventor de una espoleta de bomba que funcionaba con magníficos resultados. Meses más tarde el teniente de navio Sidney Arlington intenta recoger a una persona cuya identidad se desconoce. También trabaja en Ferrol el conocido agente del IS Briand Fitzgerald Knigth.

Sin embargo, la pieza clave pudiera ser el vice – cónsul británico Willian Gray, un ex – empleado de la SN de Construcciónes Navales de Ferrol. En los primeros dias del golpe de estado, algunos técnicos ingleses casados con ferrolanos, intercedieron con éxito para salvar la vida de varios ferrolanos. Uno de los afortunados fue José Cagiao Vidal, un anarquista cuya hermana estaba casada con Francis Beyew, ingeniero de la factoría. Tras las gestiones de este, quedó libre y puso un Bar en la calle de la Cárcel. Uno de sus hijos ( Berty ) fue un conocido guardameta del Rácing.


En la segunda guerra mundial, estos ciudadanos británicos estaban en buenas condiciones de contactar con estos ferrolanos o sus amigos para reclutarlos como colaboradores del espionaje británico.

El ejemplo anterior tiene más importancia por cuanto los primeros colaboradores contactados con el IS eran de ideología anarquista, como Sol Bértalo.

Las actividades de los miembros del espionaje aliado, especialmente los desarrolladas por personas de condición diplomática, eran muy difíciles de evitar por el contraespionaje español por la carencia de medios, especialmente vehículos que pudieran medirse con los poderosos coches de importación usados bajo bandera diplomática.

  • 3.2

¿ Existía algún móvil para que las autoridades militares y políticas de España ocultaran la existencia de un sabotaje e inventaran la excusa de un accidente?

La respuesta es igualmente positiva. En Marzo de 1943 el VI Ejército alemán se había rendido en Stalingrado y se iniciaba el declive militar del eje germano - italiano. Con estas perspectivas, Franco no quería entrar en la guerra con el bando perdedor.

Si el gobierno de Franco hubiera admitido que esta explosión había sido provocada por una acción hostíl del espionaje británico, no habría tenido más remedio que declarar la guerra, por lo que es perfectamente comprensible que cursara instrucciones para encaminar el informe hacia la falsa explicación del accidente. Los aliados eran conscientes de esto y por ello podían ejecutar el sabotaje.

Conscientes de la debilidad militar alemana a partir de 1943 y de la decisión de Franco de no entrar en guerra con el perdedor, las violaciones jurisdicionalesl de España aumentaron, tanto en su espacio aéreo como naval. Ejemplo significativo es el de Junio de 1944, cuando un submarino inglés se acerca a un kilómetro del embarcadero de Saltacaballo, en el puerto de Castrourdiales y lanza un torpedo contra el mercante aleman “Baldur”, que estaba atracado, hundiéndolo en el acto y ocasionando varios muertos y heridos entre tripulantes alemanes y trabajadores españoles. El gobierno británico no tuvo inconveniente en reconocer el incidente y se limitó a ofrecer el pago de una indemnización para los familiares de los españloles muertos y heridos. El gobierno de Franc pidió por este concepto 123.000 pesetas y dió órdenes de ocultar la noticia en la prensa.

  • 3.3
  • ¿ Existía capacidad operativa de la guerrilla y/o del espionaje aliado para proceder a la destrucción de estas instalaciones ?

    El sabotaje estaba al alcance de los servicios secretos aliados, no así de la guerrilla antifranquista española. Es conocida por la opinión pública internacional la actividad de comandos ingleses con un alto nivel de preparación para el cumplimiento de misiones de sabotaje y destrucción. Esta actividad requería la colaboración de redes de cooperantes en el territorio objeto de la misión. En 1943 la guerrilla estaba operativa y los informes oficiales de la Dictadura reconocían la existencia de una extensa y muy eficiente red de apoyos y colaboradores entre la población civil de Ferrolterra. Estos enlaces y encargados de bases de apoyo recibían el nombre de guerrilla del llano.

    Los propios servicios secretos británicos reconocen que contactaron con la misma para luchar contra el contrabando de wolframio a Alemania. El coordinador español de esta red era el contramaestre del puerto de Fisterra y la información se la pasaban al vice – consul Sir Willían Gray, que a su vez estaba supervisado por Sir Alexander Easton, cónsul británico de Vigo y Coruña.

    Las autoridades españolas desarticularon esta red de espionaje integrada por barcos de pesca que vigilaban los movimientos de los mercantes alemanes que embarcaban wolframio. Sus miembros fueron encarcelados en la Prisión de La Coruña, donde coincidieron con los enlaces de la guerrilla de Ferrolterra. En las conversaciones mantenidas entre ambos grupos, los primeros contaron a los ferrolanos que estaban convencidos de que sus actividades habían estado toleradas por “el Almirante Suances, dada la condición anglófila de este”. Supongo que se referían al contra-almirante Ángel Suances Piñeiro, que estaba esos años al frente de la Comandancia de Marina de Coruña. Había nacido en el Palacio Real de Madrid porque su padre era ayudante de Alfonso XIII. Era monárquico y no cabe duda que anglófilo. En realidad, la mayoría del Cuerpo General de Marina lo era, a diferencia del Ejército de Tierra, que era germanófilo y del propio Almirante de Ferrol, Francisco Moreno, claramente proclive a los nazis.

Sin embargo, la colaboración de la guerrilla con el espionaje abarcaba otras facetas que permitían operaciones de comandos. Precisamente uno de sus enlaces más activos, Antonio Ares Abelleira, me contó con la mayor naturalidad del mundo, que la explosión del polvorín fue obra del espionaje inglés, con el que colaboraban a través de un oficial de artillería con el que contactaba Sol Bértalo, otro enlace de la guerrilla. En febrero de 1943, el Almirante Capitan General del Departamento Marítimo de Ferrol, Francisco Moreno mandó un escrito al Ministro de Marina, donde reconoce que hay “ numeros agentes del servicio secreto norteamericano por todo el litoral del Departamento”. En este escrito se incluye una copia del cuestionario distribuido a estos agentes, conteniendo numerosas preguntas sobre las instalaciones en la Ría, incluyendo muelles, pantalanes, mareas, etc. Es decir, los datos necesarios para una operación de sabotaje.

Para mayores posibilidades del mismo, en el Tercio Norte de Infantería de Marina, en el Regimiento de Artillería y en el Cuartel de Ingenieros, funcionaban células del Partido Comunista, que - como se sabe - era el alma mater de la guerrilla. La primera célula estaba dirigida por Carlos Allegue Caruncho, militar profesional, la segunda por Baldomero Lage, el escribiente y secretario del propio Coronel y en el caso de la unidad de ingenieros por Antonio Castro López, pero la operatividad de esta última célula hay que ponerla en duda, ya que no me consta que en 1943 estuviera constituida.

Las posibilidades de éxito en el sabotaje contra los polvorín del Montón, aumentaban notablemente por las deficientes medidas de seguridad del mismo. Tenemos los testimonios de algunos obreros que todavía viven y que al poder hablar libremente, me informaron que al terminar la jornada laboral y para ganar tiempo, era frecuente que un trabajador entregara al revistero las chapas de varios de sus compañeros. El revistero contaba el número de chapas para comprobar que todas habían sido entregadas, pero no contaba el número de obreros que salían. Reconoce que entregaban la chapa y luego volvían a entrar con el pretexto de haber olvidado algo.

Hay que recordar que el dia 21, atracó al polvorín el Skandia con cemento para las obras y que todos los obreros se dedicaron a descargarlo, al igual que la tripulación del citado barco y en todo este prolongado periodo de tiempo, la única persona que permaneció en los túneles fue un pañolero del que hablaremos más adelante.

De noche, las medidas de seguridad descendían notablemente. El recinto dibujaba una forma vagamente rectangular, con dos de sus lados en tierra, uno de 400 metros de longitud y 150 metros el otro, aproximadamente. De estos casi 600 metros se ocupaban de noche 6 centinelas, 3 de los cuales permanecían en las garitas. Los otros dos lados daban a la Ensenada de Caranza y su vigilancia se confiaba a dos centinela, uno en la garita y otro que debía patrullar por el interior. Desde algunas zonas de Caranza se puede llegar a nado cubriendo una distancia inferior a 200 metros, lo que no supone ningún problema para un comando entrenado. Una vez alcanzado uno de los dos muelles, con la marea alta, sólo tenía ( o tenían si se trataba de un grupo) que cubrir cuarenta metros para alcanzar la parte posterior del polvorín número seis, y subir al tejado que – como diremos más adelante – era un ángulo muerto para todos los centinelas.

Lamentablemente, todos los centinelas que estaban de guardia esa noche están muertos, pero al hablar con sus hijos o viudas, me he llevado la sorpresa de comprobar que a ninguna de estas personas les hicieron el más mínimo comentario acerca de la explosión. Sabían que sus padres o maridos habían cumplido el servicio militar en Ferrol pero se llevaron una gran sorpresa al saber que habían salvado la vida por minutos. Daban la impresión de haber recibido una tajante y amenazadora orden de guardar algún secreto, ya que este silencio no es normal en un pueblo que tiene como costumbre narrar innumerables veces las historias del servicio militar.

  • 3.4
  • ¿ Existe en la instrucción de la causa 321 / 1943 pruebas que avalen la existencia de sabotaje o – en su defecto – puedan ser calificadas como indicios significativos de ello ?

    El estudio de la causa 321 / 1943 presenta un buen número de irregularidades y deficiencias en su tramitación. En dicho expediente nos encontramos con dos detallados listados de personas. El primero es el de los obreros que estaban trabajando en la construcción de unos búnkers en el recinto del polvorín para instalar piezas de artillería. El segundo listado da los nombres y apellidos de los oficiales, suboficiales, tropa y marinería destacados en dichas instalaciones. Todos fueron citados a declarar entre los dias 28 y 30 de Junio.

    El polvorín número 10 estaba vacio y lo usaban los obreros para cambiarse. La vigilancia de sus movimientos estaba a cargo de un pañolero llamado José Luis y uno de los obreros declara que “ era muy difícil que alguién hubiera entrado en los polvorines porque siempre estaba en ellos el pañolero, un chico joven llamado José Luis “. Es importante el dato de que la bomba eléctrica había sufrido una avería y además no había corriente, por lo que en caso de incendio sería imposible apagarlo.
    Increiblemente no figura esta persona en la relación y tampoco en las declaraciones como testigo. Consultando los libros de defunciones del Concello y del Juzgado aparece registrado el día 29 de Junio un soldado llamado Luis Díaz Rodríguez, de 23 años, natural de Sarria. En un registro aparece como causa del fallecimiento la muerte accidental por arma de fuego. En el otro registro figura como muerto en acto de servicio. En los archivos del Cuartel de Dolores, su ficha lleva una raya a lápiz rojo en su ángulo izquierdo, la clave utilizada en el ejército para indicar que se trata de un individuo políticamente sospechoso. En dicha ficha, no aparece el número del libro donde debiera estar su expediente. Un pañolero es la persona adecuada para colaborar en un sabotaje. Puede trazar planos del polvorín, indicar donde se almacenan los diferentes tipos de explosivos, hacer copias ( mediante moldes de masilla ) de las llaves y dejar entrar a personas no autorizadas.

    Creo razonable suponer que este tal Luis Díaz Rodríguez era el citado pañolero, que tuvo que ver con el sabotaje y que se quitó la vida al ser citado para un interrogatorio, pensando que había sido descubierto. El suicidio era frecuente en la guerrilla y no debe ser considerado como una muestra de cobardía, sino de respeto por los demás integrantes de la guerrilla, a los que se protegía con la muerte ya que un interrogatorio largo y con uso constante de la tortura podía terminar con delatar a los compañeros sin por ello salvar la vida propia.

    Al entrevistarme con su hermano y hermano – todavía vivos – me contaron que a su padre no le dejaron ver el cadáver de su hijo, tampoco le entregaron informe de su autopsia ni le permitieron trasladar el cadáver para que fuiera entrerrado en su localidad. Tampoco le abonaron la pensión que correspondía a los parientes de los soldados muertos por accidente o por acto de servicio.

    Algunos obreros podrían pertenecer a la clandestina oposición democrática, como Juan Fernández Rodríguez ( antiguo afiliado a la UGT ) o estar emparentado con guerrilleros, como Andrés Fernández Souto y Ángel Sánchez Villa. Evidentemente no podían ser los responsables del sabotaje por carecer de la preparación necesaria, pero podían recabar datos, introducir determinado material y dejarlo. De cualquier manera tengo que reconocer que no tengo ningún dato para pensar que pudieran actuar así y tampoco era imprescindible su concurso, aunque no debemos despreciar la personalidad de Antonio Sánchez. Era sargento del Ejército en Santander y espió las conversaciones de los oficiales golpistas en vípseras del alzamiento. Antes de que estos actuaran, escapó del Cuartel y se dirigió a la Casa del Pueblo para informar. Fue clave en el fracaso de los militares en esa ciudad. Durante la guerra llegó a Comandante del Ejército Republicano del Norte. En Ferrol, hacían reuniones secretas en el Tunel de La Malata y en las Bodegas Manchegas.

    El polvorín 6 y su ángulo muerto

    Otro dato sospechoso es que la explosión empezó en el polvorín número 6 – el polvorín grande – que era el único que tenía un ángulo muerto en su tejado. Este era de simples tejas y una persona subida al mismo podía fácilmente entrar al interior o salir del mismo sin ser visto por ninguno de los cuatro centinelas.

  • 3.5
  • ¿ Son creibles las explicaciones de la causa 321 / 1943 para avalar la hipótesis del accidente o se pueden desacreditar ?

    Estas explicaciones no se sostienen a mi modo de ver. La explicación oficial de un accidente ocasionado por una molécula inestable de pólvora, pretende apoyarse en la antiguedad de la misma . Esta pólvora se había elaborado en la fábrica de Santa Bárbara en Trubia. Sin embargo, el condestable de los polvorines ( Antonio Vázquez Díaz ) era una persona extremadamente meticulosa en su trabajo y prueba de la confianza que tenía en la seguridad del material almacenado es que residía con su familia en las viviendas del propio polvorín. Sin duda herido en su orgullo profesional, pues su obligación era velar por la fiabilidad de los explosivos almacenados, tomó la iniciativa de viajar en secreto al laboratorio de Santa Bárbara en Lugones (Asturias ) y presentarse por sorpresa, sin advertir a nadie de su llegada: “ tuve la precaución de reservar una pequeña muestra de cada lote de esta pólvora (...) por si ocurría alguna vez algún accidente (...) existiendo en el laboratorio un resto de cada muestra procedente de estos lotes de pólvora, el juzgado hizo a mi regreso de Oviedo las pruebas de acidez, explosión y estabilidad con dicha pólvora restante, calificandola de servicio a bordo ( quiere decir en perfecto estado ) (...) No se puede hacerse mayor elogio de la estabilidad de una pólvora “.

    Este informe del condestable aparece recogido en la primera parte instructora del expediente, pero curiosamente es olvidado en la parte final redactora de las conclusiones en las que se alude – como anteriormente hemos dicho – a la inestabilidad de la pólvora.

    La explicación final del General Manuel Vela Bermúdez, va más allá y afirma que entre el mucho y variado material explosivo almacenado, no todo estaba bien aislado, estando cercanos a los proyectiles y pólvoras, detonantes, alguno de los cuales , por estar defectuoso, hizo ignición y provocó el inicio en cadena de las explosiones por simpatía.

    Esta conclusión – siempre a mi entender – tampoco se sostiene. En todo el proceso instructor del expediente, no existe ningún informe que revele este supuesto estado de caos en el almacenamiento y ordenamiento de los materiales, pero la prueba más contundente es analizar el listado de los materiales del polvorín número 6. Este documento certificado por el capitán Manuel Parga Rapa, responsable de las instalaciones, demuestra que en dicho polvorín no había cebos,ni espoletas ni detonantes. Recordemos que el “polvorín grande “ fue en el que se inició el fuego y la cadena de explosiones.

    Expediente incompleto.

    La causa 321 / 1943 está incompleta. Alguién ha arrancado las últimas páginas del mismo, Se trata de las conclusiones finales de la investigación y las páginas arrancadas mutilan los comentarios relativos a los rumores ciudadanos sobre la existencia de un sabotaje. Las únicas páginas conservadas reconocen que el rumor era generalizado y cita el caso concreto de Nicasio Rey – Stolle y Raviña. Se trataba del farmaceútico militar del Hospìtal de Marina, del que se decía que ya sabía desde el dia anterior que el polvorín iba a ser volado.

    Al parecer, este hombre habría oido comentar en los bajos de una calle a un grupo de obreros que “ la explosión será mañana o pasado mañana “, pero no reconoció por la voz a ninguno de ellos. El 22 de Junio se dió cuenta de a que explosión se referían y se lo contó a su mujer que a su vez se lo contó a su amiga Carmen Pardo Abuente que a su vez se lo contó a unas amigas en la calle, oyendo esta conversación la Señorita Ángela Pazos y González, que se lo contó a sus amigas. Se recurría al socorrido tópico de la frivolidad femenina. Citada a declarar, Ángela Pazos se ratifica en lo dicho pero añade que todo el mundo en Ferrol lo decía. La conclusión oficial sobre estos rumores es que habían sido propalados en Ferrol por la “ desbordante imaginación de la anciana señorita Pazos”.

    Nicasio Rey – Stolle – un franquista convencido - estaba indignado por estos rumores y supongo que asustado, ya que de haberlo sabido hubiera incurrido en una grave negligencia por no haber advertido a las autoridades. Quiso saber la identidad de la persona que hizo correr el bulo para llevarla a los tribunales. Sin embargo no tuvo ningún problema.

    Lo que más me llama la atención es que su declaración recogida a mano, no es transcrita a máquina como las restantes y en las referencias del informe final a la misma, se omite el dato de que hizo otras declaraciones en el Hospital y que por esta razón ya fue previamente interrogado.

  • 4

Datos más interesantes.

  1. Los túneles estaban vacios varias horas, sobre todo coincidiendo con la descarga de cemento de la lancha Skandia. Sólo quedaba dentro el misterioso pañolero.
  2. l revistero recogía las chapas al terminar el trabajo, pero se asume que a veces un trabajadador le daba un par de chapas, debido a las prisas de la gente para salir. No contaba los que salían del trabajo. Reconoce que muchos, entregaban la chapa y volvían a las instalaciones para recoger algo que había olvidado o con cualquier otra excusa. Me lo han confirmado algunos trabajadores vivos.
  3. El condestable se tomaba muy en serio su trabajo. No había nada peligroso en el funcionamiento del polvorín. El hecho de que viviera en las instalaciones con su familia era muy significativo. Si tan en serio se tomaba su trabajo, ¿ Iba a ser negligente con el estado de los materiales e iba a permitir que estuvieran junto a los explosivos ?.
  4. En el polvorín número 6, donde se inició el incendio, no había detonantes, según consta en la hoja de existencias.
  5. El tejado del polvorín número 6 era el único que tenía un ángulo muerto desde las garitas. Esta frente al mar. Una persona bien entrenada podía entrar desde el mar, cortar las alambradas, llegar hasta el tejado y entrar fácilmente. Si hubiera quedado dentro, podía salir del polvorín sin ser visto y ganar el mar.
  6. Funcionaban células comunistas en todos los cuarteles de Ferrol.
  7. La bomba eléctrica que alimentaba el servicio anti incendio se estropeó la víspera del incendio.
  8. El pañolero José Luis Díaz no aparecen en la relación del personal destacado en El Montón.
  9. Hay referencias a un “ aviso que había oido el farmaceútico Sr. Rey antes del incendio, probablemente un producto en parte de la fantasía desbordada de la anciana Srta Pazos “.

Con fecha 8 de julio de 1943, es decir, sólo dos semanas después de la explosión de los polvorines, el Almirante Francisco Moreno envia una significativa circular a todos los mandos para que se adopten “medidas de prevención contra posibles actos de sabotaje, especialmente en las dependencias que están en obras “. Taxativamente se ordena duplicar las guardias nocturnas. Es inevitable considerar esta circular como un acto fallido en el sentido freudiano, revelando la existencia del sabotaje.

EXISTENCIAS EN EL POLVORIN 6

( CANTIDADES APROXIMADAS )

62. 175 Kilogramos de pólvora a granel.

11.441 cargas de guerra ensaquetadas. Se calcula a 0.5 kilos por carga, unos 5.700 kilogramos.

9.700 proyectiles para obuses y cañones, con calibres que oscilan entre 76.2 mms y 120 mms. Predominaban los de calibre 88 mms. Se puede calcular una media por proyectil de 6 kilogramos, lo que daría unos 58.000 kilogramos.

36.070 cartuchos de 37 / 40 mms, para ametralladoras pesadas, básicamente antiaéreas. No puedo dar cifra estimada.

4.167 kilogramos de TNT. Este explosivo es 30 veces más potente que la pólvora. Esta cantidad equivaldría a 123.000 kilogramos de pólvora.


Podemos estimar que en el polvorín número 6, había almacenada una cantidad de explosivos equivalente - aproximadamente – a 250 toneladas de pólvora. Sin embargo, hay que recordar, que estallaron 9 polvorines, sabiendo que eran de menores dimensiones, pero desconociendo las existencias de los mismos.


Resumen de la Causa 321 / 1.943 ( Sobreseida ).


Explosión del Polvorín de la Marina en El Montón / Caranza, el 22 de Junio de 1.943.

Juez Instructor. Manuel de la Fuente Magallanes, Capitán de Corbeta.
Juez Especial. Manuel Vela Bermúdez, General de Armas Navales.

Responsables del polvorín:

Capitán Manuel Parga Rapa.
Condestable Antonio Vázquez Díaz (Capitán Honorario de Artillería que vivía con su familia en las instalaciones ).
Sargento Luis Gallego Herrero.

Además, 3 cabos y 25 soldados del Tercio de Infantería de Marina.


El expediente está incompleto. Faltan muchas páginas y muy importantes, entre ellas buena parte de los razonamientos sobre las conclusiones finales y presumiblemente, sobre determinadas denuncias que personas civiles formularon involucrando a otros en un posible sabotaje.


Síntesis del expediente.

A las 5.45 el Capitán Manuel Parga Rapa se levanta de la cama al escuchar un ruido ( como el motor de un avión ) y observa desde la ventana un penacho de fuego sobre los polvorines. Decide que es imposible controlar el fuego y manda evacuar.

El penacho de fuego alcanzaría una gran altura ( cuarenta metros ) y a los dos minutos sobreviene la primera explosión y diez minutos más tarde la segunda ( que fue la más potente ). No hubo muertos ni heridos, sólo contusionados. Continuaron otras explosiones menores.

La primera versión oficial es que el fuego estalló en el polvorín número 9, sobre las 5.30 de la madrugada. El inicio del fuego fue lento ( la pólvora negra de ese almacén debía arder rápidamente ). La deflagación lenta corresponde a la pólvora CSP2 ). Tenía que haber trilita para una explosión lenta.

El soldado que primero vió el fuego y avisó disparando el fusil al aire, fue Antonio Pérez Pereiro ( “ Sentí como un disparo atenuado y vi una llamarada de unos cuatro metros que se elevaba “ ). Había cuatro garitas de vigilancia, con dos soldados cada una en las guardias de noche, que duraban dos horas cada una. Ningún soldado reconoce oir volar aviones o vió nada raro durante la guardia. El encargado de dar forma a la redacción preliminar indica que los soldados “ usaban un lenguaje imposible de transcribir “. Probablemente por el nerviosismo hablaban en eusquera.

La bomba eléctrica había sufrido una avería y además no había corriente.


Los obreros

Había un numeroso grupo de obreros trabajando en la construcción de galerías subterráneas destinadas a alojar cañones en el futuro. Las galerías comunicaban los polvorines entre sí. El número 10 estaba vacio y lo usaban los obreros. La vigilancia estaba a cargo de un pañolero llamado José Luis. Es importante esta referencia, porque es la única en todo el sumario a esta persona. Llama la atención que a la hora de tomar declaración, aparezcan todos los oficiales, suboficiales, soldados , encargados de obra y obreros, pero no se tome la declaración a este pañolero. Ya veremos luego por qué.

Entre los obreros aparecen dos con informes policiales que indican que eran de ideas de izquierdas. Uno es Francisco Díaz Filgueira. El otro es Juan Fernández Rodríguez, “elemento izquierdista”, cuyo informe solicitado no aparece en el expediente. Esto se debe a que hubo una coincidencia de nombre y apellidos. El que trabajaba en el Polvorín, era un pinche, que contaba entonces 15 años. Lo confundieron con “ Juanito el Bamba “. Sin embargo, el expediente no hace constar esta confusión.

Hay un trabajador que es hermano de Ángel Sánchez Villa, que posteriormente sería guerrilllero. Otro guerrillero, Andrés Fernández Souto, también tenían parientes trabajando en las obras.


Como elementos de interés tenemos los siguientes:

1. Los túneles estaban vacios varias horas, sobre todo coincidiendo con la descarga de cemento de la lancha Skandia. Sólo quedaba dentro el misterioso pañolero.

2. El revistero recogía las chapas al terminar el trabajo, pero se asume que a veces un trabajadador le daba un par de chapas, debido a las prisas de la gente para salir. No contaba los que salían del trabajo. Reconoce que muchos, entregaban la chapa y volvían a las instalaciones para recoger algo que había olvidado o con cualquier otra excusa. Me lo han confirmado algunos trabajadores vivos.

3. El condestable se tomaba muy en serio su trabajo. No había nada peligroso en el funcionamiento del polvorín. El hecho de que viviera en las instalaciones con su familia era muy significativo. Si tan en serio se tomaba su trabajo, ¿ Iba a ser negligente con el estado de los materiales e iba a permitir que estuvieran junto a los explosivos ?.

4. En el polvorín número 6, donde se inició el incendio, no había detonantes, según consta en la hoja de existencias.

5. El tejado del polvorín número 6 era el único que tenía un ángulo muerto desde las garitas. Esta frente al mar. Una persona bien entrenada podía entrar desde el mar, cortar las alambradas, llegar hasta el tejado y entrar fácilmente. Si hubiera quedado dentro, podía salir del polvorín sin ser visto y ganar el mar.

6. Funcionaban células comunistas en todos los cuarteles de Ferrol.

7. Un pañolero llamado José Luis y los soldados apellidados Ochoa, Pérez, Crescencio Atucha y Manuel Caamaño Lema. Ochoa no aparecen en la relación del personal destacado en El Montón.

8. Hay referencias a un “ aviso que había oido el farmaceútico Sr. Rey antes del incendio, probablemente un producto en parte de la fantasía desbordada de la anciana Srta Pazos “.

Otros datos de interés

Febrero de 1943.

Llega a Ferrol Emilio Entero Catanero. Había sido capitán de la Aviación Republicana. Trabajaba para Unión de Explosivos Riotinto. Era el inventor de una espoleta de bomba que funcionaba con magníficos resultados. Los británicos contactaron con él para trasladarle a Inglaterra. Los servicios secretos franquistas detectaron la operación. Emilio Catanero estaba oficialmente en Ferrol para hacerse cargo de un taller de pirotécnico de Maniños, adquirido por su empresa.

Noviembre de 1943.

Llega a Ferrol el teniente de Navío Sidney Arlington. Su presencia es detectada por los servicios secretos franquistas. No dió ninguna respuesta satisfactoria sobre los móviles de su presencia, por lo que se sospecha que pudiera haber intectado contactar con el segundo jefe de los servicios secretos británico, que tenía fijada su residencia en Bilbao.

Año 1943

El Ministro de Interior pasa un informe al de Marina indicando en síntesis que la SN de Construcción Naval es un nido de rojos.

Año 1943

Se detecta la presencia en Ferrol de Briand Fitzgerald Knigth, conocido agente del IS ( Intelligence Service ).

16 de Enero de 1944

Los servicios secretos italianos comunican a los españoles que se prepara un sabotaje contra el vapor italiano “Edera”, anclado en el puerto ferrolano. El saboteador es un tal Ángel Fernández, de 40 años, 1.75 de altura, moreno y que viajaba con una artista de varietés de 24 años, de nombre Ana María.

Febrero de 1944

El vice – cónsul británico Willián Gray, era un ex – empleado de la SN de Construcciones Navales. Pudiera ser que fuera el británico que casado con la hermana del anarquista José Cagiao, intercedió por el él ante los militares sublevados y le salvó la vida. En Febrero de 1943, en su calidad de vice – cónsul, fue sorprendido sacando una fotografías en El Barquero. ¿ Fue responsable de reclutar colaboradores del IS en la plantilla del astillero ferrolano ?.

Junio de 1944

Un submarino inglés invade aguas jurisdiccionales españolas y se aproxima al embarcadero de Saltocaballo, en Castrourdiales ( Cantabría ), lanzando un torpedo al vapor alemán “Baldur”, que es hundido, muriendo varias personas. El gobierno británico accde a indemnizar a las víctimas. La cantidad solicitada fue de 123.000 pesetas.

Noviembre de 1944

Viene a Ferrol Jerónimo Martín. Es enviado por la dirección del Partido Comunista de España y cruzó de incógnito por los Pirineos.